sábado, 29 de junio de 2024

Día 8: Cayo Santa María (III) y regreso a casa

Último día y despedida de Cuba. Esta mañana, y para coger fuerzas para el viaje que tenemos por delante, hemos vuelto a ir a la playa Ensenachos, a despedirnos de ella. En serio, una playa ideal. Bañito, refrescos, y ya nos vamos.

Playa Ensenachos y un pibón posando

El hotel nos ha despedido con unas copas de cerveza fresquita, y hemos subido al autocar que nos ha venido a buscar. Eran las 12:50. La hora estimada de llegada a Barcelona eran aproximadamente las 16h. Eso quería decir que teníamos 22h de viaje por delante. Paciencia.

Y nos fuimos del hotel

Primero 6 horas de autocar hasta el aeropuerto de La Habana. Luego allí hemos gastado los últimos pesos que nos quedaban (aunque en el aeropuerto, en teoría, no te aceptan ya pesos), y hemos tomado el vuelo hacia Madrid. Sin incidentes. Todo ok. Tras una larga espera a que salieran las maletas en Barcelona, ponemos fin al viaje.

viernes, 28 de junio de 2024

Día 7: Cayo Santa María (II)

Segundo día en Cayo Santa María. Hoy hemos repetido prácticamente el día de ayer. Hemos ido a la estupendísima Playa Ensenachos por la mañana, y, por la tarde, hemos estado más relajados en el bungalow (o jugando a ping pong Leo con Luís) y hemos acabado en la piscina, donde estábamos completamente solos.

Más playa Ensenachos

Por la noche, el hotel nos ha invitado a cenar en el restaurante del hotel Coral Ensenachos, para adultos, y así compensarnos por nuestras quejas por la calidad del bufet del restaurante donde nos alojábamos.

Hemos acabado tomando unos mojitos, y haciéndonos unas selfies, antes de retirarnos a dormir por última vez en Cuba.

Tomando unos mojitos

Lo mejor/la sorpresa del día: La playa Ensenachos, por supuesto

Lo peor/la decepción: la conexión a internet, por decir alguna cosa. No hay quejas, la verdad, más allá del bufet del restaurante para desayunar y comer. Tampoco es que la langosta de la cena fuese para tirar cohetes.

jueves, 27 de junio de 2024

Día 6: Cayo Santa María (I)

Los últimos dos días de nuestro viaje a Cuba son para descansar en una playa caribeña. Y oye, no se nos da mal.

Aunque podíamos ir caminando, nos hemos dejado llevar en un cochecito hasta la playa Ensenachos. Y esa playa, amigos y amigas, es TOP. The best. GOAT. La Messi de las playas en las que hemos estado.

Playa Ensenachos

Es una playa de dibujos animados. Llegas tras un ligero caminito por una pasarela de madera, y llegas a una playa de arena blanca y fina, pero no pegajosa. El agua está cristalina, azul preciosa. Apenas salada. Con peces aguja nadando por allí. El mar está tranquilo, sin olas. No se ven barcos. La playa, casi vacía (apenas debíamos ser poco más de una veintena de personas en el casi 1km de playa). Palmeras cocoteras al límite de la playa.

Pero encima, en plan pijo: con tumbonas bajo unas pérgolas de paja que te dan sombra. Con socorrista y duchas. Con camareros que te traen el mojito a tu tumbona. Una maravilla. Tan maravilla, que el tiempo pasaba más deprisa de lo que pensábamos, y nos hemos quemado un poco bastante 😅.

Por la tarde había fiesta de la espuma en la piscina, con música y baile. Los niños se lo han pasado genial!

Party party

Más tarde, y tras ser fumigados por los jardines del hotel, hemos cenado y hemos ido al auditorio, para ver el espectáculo de baile cubano del equipo de animación del hotel.

Qué bonito!

Lo mejor/la sorpresa del día: La playa Ensenachos. Perfecta. 

Lo peor/la decepción: Pues que el hotel es un reflejo del estado del país. No hay toallas de mano para todas las habitaciones, la comida es poco variada y de baja calidad, y la conexión a internet es mejorable.

miércoles, 26 de junio de 2024

Día 5: Trinidad y Valle de los Ingenios

Nos hemos despedido de los inmensos cangrejos del hotel de Trinidad, para dirigirnos ya hacia el norte, en dirección a los Cayos.

Antes de eso, hemos dado un paseo por el pueblo de Trinidad, donde hemos podido ver la Plaza Mayor (con las cerámicas hechas por el señor Santander, que conocimos ayer) y hemos visitado el Museo Romántico o Palacio Brunet, en el casco histórico del pueblo. Se distingue por su patio andaluz, que en el s. XIX fue considerado como el más bello del país caribeño y se caracteriza por la mezcla de los estilos mudéjar y neoclásico. Dentro tiene una valiosa colección de objetos pertenecientes al siglo XIX. También hemos podido ver la Iglesia de la Santísima Trinidad y el Bar La Canchánchara, donde hemos podido degustar la canchánchara, el primer cóctel cubano de la historia, a base de miel, limón, aguardiente de caña, hielo y agua.

Palacio Brunet
Plaza Mayor de Trinidad


Pura belleza en Trinidad

En la Canchánchara

Después, hemos salido hacia el Valle de los Ingenios (un ingenio es una fábrica de azúcar cubana del siglo XIX), donde hemos podido visitar el antiguo ingenio azucarero San Alejo de Manaca, donde destaca la Torre Manaca-Iznaga, de 43m de altura, que es un Monumento Nacional y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

La Torre Manaca-Iznaga

Después, hemos continuado el viaje hasta Sancti Spíritus, ciudad fundada en 1513 por Diego Velázquez. Allí hemos comido y, después, hemos dado un breve paseo y hemos visto el puente Yayabo. Cuenta la leyenda que el puente se hizo con leche de vaca traída en grandes cantidades para humedecer la mezcla de cal y arena y el no uso de cemento y que, por eso motivo, ha resistido milagrosamente casi dos centurias. 

Sancti Spíritus

Y desde Sancti Spiritus, un último trayecto de 2 horas hasta llegar al hotel en el Cayo Santa María. Nos hemos alojado en los bungalows, nos hemos dado un baño refrescante en la piscina, hemos pedido en ella un mojito (diossss, horrible!! qué malo!) y hemos visto la playa Megano. Preciosa, aunque la mejor, la veremos mañana. Ya veréis.

Playa Megano. Aunque le ganó Ensenachos (chist)

Después de cenar, hemos visto el final de un espectáculo de baile del equipo de animación. Al final del show, la gente acababa bailando en el escenario. Fanny ya sabe lo que le va a tocar mañana XD.

Lo mejor/La sorpresa del día: La playa Megano, muy muy bonita y paradisiaca. O la canchánchara, que estaba bien rica.

Lo peor/la decepción: El pueblo Sancti Spíritus. Muy caótico, aceras estrechas, y el puente... pues un puente amarillo. Tampoco más.


martes, 25 de junio de 2024

Día 4: Cienfuegos

Hoy hemos abandonado La Habana. Hemos subido en autocar y nos hemos dirigido en dirección sureste hacia el centro de la isla, para ver Cienfuegos. Hicimos una parada en el Bar Restaurante Las Palmas, para tomar unos ricos batidos de manís o de frutas y continuamos hacia la ciudad de Cienfuegos.

Riquísimo el batido de maní del Las Palmas

Cienfuegos, conocida como la Perla del Sur, no toma su nombre de Camilo Cienfuegos, ya que la nombraron así en el siglo XIX en honor del capitán general de la isla de Cuba, José Cienfuegos Jovellanos. Fue fundada por colonos franceses, y su centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Pudimos visitar el Parque Martí, donde están el ayuntamiento y la catedral, y callejear por la calle San Carlos y la peatonal San Fernando, para mirar souvenirs. Comimos en el Club Cienfuegos, en la bahía de Cienfuegos, con acompañaniento de un saxofonista tocando.

Parque Martí (hacia el Oeste)

Parque Martí (hacia el Este)

Seguimos más hacia el sureste, de camino a Trinidad. De camino, hemos parado en El Alfarero, la cerámica de la familia Santander, para ver una pequeña demostración y una muestra de cerámica. Hay que decir que la Familia Santander de Trinidad, recibió en 2007 el Premio Especial de la UNESCO, a la Maestría Artesanal.

Y de ahí hemos ido al hotel donde pasaremos una sola noche, en Trinidad. El hotel era nuevo (se inauguró hacía medio año) y era muy chulo y lujoso; podrías meterte en la piscina directamente desde la propia habitación. Hemos estado en la piscina y la playa, con nuestras pulseritas.

Piscina del hotel

La playita del hotel con columpios

Lo mejor/la sorpresa del día: El hotel es una pasada. Lo de meterte en el agua desde la misma habitación, nos ha encantado a todos.

Lo peor/La decepción: Quizá que empezamos a pasar estragos intestinales con tanto daiquirí, mojito, jugos y hielos.

lunes, 24 de junio de 2024

Día 3: El valle de Viñales

Hoy hemos visitado (se supone) el Valle de Viñales, aunque el día no pasará a la historia por ser el más productivo entre nuestros días de turismo. Juzguen ustedes.

Hemos salido del hotel con nuestro autocar particular, pasando por el barrio de Miramar. Este barrio ya no tiene la estructura urbanística colonial de la Habana clásica, sinó que es una réplica del abominable urbanismo estadounidense, de grandes calles para los vehículos, y casas lujosas unifamiliares que son auténticos palacetes, y que actualmente, muchas de ellas, son las embajadas en Cuba (una excepción es la embajada española, que está en el malecón).

Es ésas estábamos, cuando el autocar se ha estropeado y hemos tenido que esperar unos 45' a que nos trajesen otro autocar. El día estaba soleado, y ha hecho calor, pero esto es Cuba.

Hemos continuado hasta la provincia de Pinar del Río, y hemos parado en la Finca Montesino, donde el señor Montesino nos enseñó el secadero de hojas de tabaco, y tras hacernos su hijo una demostración de enrollar puros, hicimos una degustación múltiple: de puros, ron, café y jugo de caña de azúcar. No va más!

Degustando un jugo de caña de azúcar. Luego saldría por dónde saldría

De ahí cogimos el autocar en dirección al Mural de la Prehistoria. Este mural, de 120x80m de tamaño, está situado en el valle de Dos Hermanas, en el Parque Nacional de Viñales. Lo pintaron descolgándose con arneses de paracaidistas, mientras el artista daba indicaciones desde abajo con un micrófono, el listo.

El Mural de la Prehistoria, antes del diluvio

Y en esas estábamos comiendo en el restaurante de justo al lado, mientras un camarero se encargaba de espantar con un látigo (!?) a unos gatos que nos pedían comida metiédose bajo la mesa. Realmente era más molesto el hombre que los gatos (lol). Y se puso a diluviar. El cielo se desplomó sobre nuestras cabezas, y se acabó el día de excursiones: no pudimos ir a ver la Cueva del Indio, ni dar el paseo en bote por el río que recorre su interior, por ser peligroso. Tampoco sirvió de nada subir al Mirador de Viñales de Cuba, porque la niebla no dejaba ver nada a poco más de 50m.

Así que hemos ido directos de vuelta al hotel de La Habana, donde hacía sol (!) y hemos acabado en la piscina del hotel, dándonos un baño antes de cenar.

Para cenar, hemos ido al famoso Floridita. Del Floridita se dice que es uno de los siete bares más famosos del mundo según la revista "Esquire". Se le conoce como la cuna del Daiquirí y se dice que Ernest Hemingway (que lo frecuentaba habitualmente) se tomaba 24 daiquirís cada noche. La verdad, música en directo, bar precioso, y comida normalita.

Posando con Hemingway en La Floridita

Ángulo raro el que escogió el camarero al hacer la foto

El Capitolio, de noche

Lo mejor/La sorpresa del día: Haber salido del barrio de La Habana clásica. Ver el barrio de Miramar, y otros, en un estado mucho mejor que lo que habíamos visto (sí, pobreza y falta mantenimento, pero tampoco tanto; venía a ser lo que esperábamos encontrar en La Habana - y no Saigon).

Lo peor/La decepción: La lluvia, que nos ha chafado el día. Hemos hecho 7 horas de carretera, para ver una tabaquera y tabacalera, y ver un mural que es grande, sí, pero... la lluvia nos ha aguado el día.

domingo, 23 de junio de 2024

Día 2: La Habana

Hoy hemos visitado La Habana. La guía nos ha recogido en el hotel con nuestro autocar particular, y hemos hecho una primera visita en marcha.

Efectivamente, es terrible. El centro de La Habana está más cerca de las imágenes que se ven en el teledario de Ucrania o Palestina de lo que podíamos imaginar.

Los edificios se caen a pedazos, si no están caídos ya. Las aceras están llenas de derribos. El asfalto y las aceras están en un estado paupérrimo. No hay mantenimiento de nada. La gente está. Sin más. Es domingo, es cierto, pero la gente solamente está. O están sentados charlando o deambulan. Constantemente se te acercan personas pidiéndote limosna o vendiéndote monedas del Che, periódicos o cualquier cosa que crean que el turista les comprará. Hay que decir que, pese a que agobien, son educados y no sientes sensación de peligro en ningún momento.

Los inmensos edificios coloniales, los grandes hoteles y las grandes avenidas te permiten imaginar cómo debía de ser La Habana en su esplendor. Algo magnífico y espectacular. Pero nos encontrábamos en avenidas de 4 carriles por sentido, que podías cruzar aunque no hubiese pasos de peatones, porque apenas circulan coches. Hemos parado en la mítica Plaza de la Revolución, para hacernos unas fotos con la estatua de José Martí y los relieves del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos.

Con la imagen del Che en la plaza de la Revolución

La estatua de José Martí, más pequeña que Leo

Después, hemos hecho un recorrido a pie bajo la lluvia por el casco histórico de la Habana Vieja y sus cuatro plazas principales: de la Catedral, de Armas, Vieja y de San Francisco de Asís. Hemos comido y tomado un mojito en la famosa Bodeguita del Medio, que, entre otros, frecuentaban Hemingway (y que dijo la frase: “Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita”) o Pablo Neruda.

La Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada de La Habana

Tomando unos mojitos en La Bodeguita del Medio

Después de comer, hemos recorrido el Paseo del Prado, deprimente, con sus estatuas de leones hechas de bronce de haber fundido en el s.XX los cañones que protegían la bahía colonial. Hemos llegado al Malecón y hemos dado un breve paseo para ver la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el Cristo de la Habana. También nos hemos acercado al Capitolio y hemos visto los míticos coches americanos, que puedes contratar. Finalmente, nos hemos dado un chapuzón en la piscina del hotel.

Monumento a Máximo Gómez

No sabemos cómo hemos conseguido que quepa el Capitolio en la foto

Ah! Pero lo mejor estaba por llegar. Para cenar, hemos ido al Buenavista Social Club. Tras una ligera (por no decir pobre y mala) cena, hemos podido disfrutar de un espectacular (valga la redundancia) espectáculo musical: 15 músicos, 2 bailarines y 7 solistas en directo. Cantando los clásicos de toda la vida ("Quizás", "Guantanamera", "Lágrimas negras" o "Chan Chan"). Continuamente sacaban a bailar a los espectadores, y no sé cómo ni por qué, acabé haciendo la conga por la Sociedad Cultural Rosalia de Castro.

Fanny dándolo todo en el Buenavista Social Club

Lo mejor/La sorpresa del día: el show musical del Buenavista Social Club.

Lo peor/La decepción: No es tanto decepción como la tristeza de ver el estado de La Habana y de la pobre gente que aquí vive. Un drama.


sábado, 22 de junio de 2024

Día 1: Llegada a La Habana

Hoy hemos llegado a La Habana. Nada que destacar: el vuelo ha ido razonablemente bien, y ha habido algo de caos para pasar inmigración. Pero nada que no sea previsible. Está lloviendo, se ve que ha diluviado hoy; los días de playa en los cayos no pintan bien.

Nuestro guía nos ha llevado en autocar al hotel y nos ha hecho una breve explicación de supervivencia básica: dónde y cómo cambiar moneda, y que aunque el agua del grifo es potable, compremos embotellada.

Tomando unas Cristal en el hotel

Es de noche, pero ya se intuye que lo que veremos en La Habana es desolador. A simple vista, esto parece un capítulo de Walking Dead rodado en Palestina... Llegamos al hotel y nos sentimos como los futbolistas del Barça: del autocar al hotel, siendo solicitados por los que allí esperan la llegada de turistas, para conseguir limosnas o vendernos algo.

Una vez dentro, los maleteros (muy majos todos, eso sí, la gente es muy agradable y educada) se ofrecen para conseguirnos pesos cubanos. Como esto es singular, quizá valga la pena explicarlo aquí, porque servirá para todo el viaje.

La moneda oficial en Cuba es el peso cubano, y hay un cambio oficial y fijo en toda la isla, que es de unos 120 pesos por euro. Es lo que te darán en los bancos, en los hoteles, en casas de cambio o si pagas con VISA o Mastercard.

Pero la gente aquí lo que quiere son dólares y euros. Así que la gente (sí, sí, la gente que te encuentras por la calle, los dependientes de cualquier tienda, los taxistas, o quien sea) te ofrece más pesos que los que corresponden al cambio oficial, por tus euros. Así, los maleteros (los botones del hotel) nos dan 300 pesos por euro en el mercado negro. En la calle, un señor que nos ofrecía conseguirnos un taxi, tras nuestra negativa, nos ofrecía 390 pesos por euro. Así que un maletero nos ha acompañado a nuestra habitación, y tras darle 150€, ha sacado un fajo de billetes del bolsillo (!?) y nos ha dado 45.000 pesos. Así que ahora vamos con fajos de billetes (90 billetes de 500, por ejemplo) por la calle. Te sientes rico.

Hay que decir que, como quieren moneda extranjera, en las tiendas puedes pagar también en euros. El precio indicado a veces es en peso, y a veces no tiene unidades: eso quiere decir que ése es el precio en dólares o euros, indistintamente. Y si quieres pagar en pesos, el cambio ya depende del tipo de cambio que ellos quieran aplicar (así que a veces es a menos de 300pesos, a veces a más, así que a veces te interesa pagar en euros y a veces, en pesos; es una locura).

Hemos cenado unos bocadillos en el hotel, y nos hemos ido a dormir. Mañana visitaremos La Habana.

Lo mejor del día: la amabilidad de la gente y el acento cubano

Lo peor/la decepción: el caos de la entrada en inmigración, quizás? La película Barbie, que hemos visto en el avión?

domingo, 9 de junio de 2024

Hoja de ruta

 


El plan que tenemos es éste:

Sábado 22 de junio:
Llegada a La Habana

Domingo 23 de junio:
La Habana

Lunes 24 de junio:
Viñales

Martes 25 de junio:
Cienfuegos

Miércoles 26 de junio:
Trinidad

Jueves 27 de junio:
Cayo Santa María

Viernes 28 de junio:
Cayo Santa María

Sábado 29 de junio:
Cayo Santa María - La Habana - Regreso a Barcelona

Domingo 30 de junio:
Barcelona

Vídeo resumen

Como cada viaje, aquí tenemos el vídeo resumen del mismo!! Chan chan !!