domingo, 23 de junio de 2024

Día 2: La Habana

Hoy hemos visitado La Habana. La guía nos ha recogido en el hotel con nuestro autocar particular, y hemos hecho una primera visita en marcha.

Efectivamente, es terrible. El centro de La Habana está más cerca de las imágenes que se ven en el teledario de Ucrania o Palestina de lo que podíamos imaginar.

Los edificios se caen a pedazos, si no están caídos ya. Las aceras están llenas de derribos. El asfalto y las aceras están en un estado paupérrimo. No hay mantenimiento de nada. La gente está. Sin más. Es domingo, es cierto, pero la gente solamente está. O están sentados charlando o deambulan. Constantemente se te acercan personas pidiéndote limosna o vendiéndote monedas del Che, periódicos o cualquier cosa que crean que el turista les comprará. Hay que decir que, pese a que agobien, son educados y no sientes sensación de peligro en ningún momento.

Los inmensos edificios coloniales, los grandes hoteles y las grandes avenidas te permiten imaginar cómo debía de ser La Habana en su esplendor. Algo magnífico y espectacular. Pero nos encontrábamos en avenidas de 4 carriles por sentido, que podías cruzar aunque no hubiese pasos de peatones, porque apenas circulan coches. Hemos parado en la mítica Plaza de la Revolución, para hacernos unas fotos con la estatua de José Martí y los relieves del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos.

Con la imagen del Che en la plaza de la Revolución

La estatua de José Martí, más pequeña que Leo

Después, hemos hecho un recorrido a pie bajo la lluvia por el casco histórico de la Habana Vieja y sus cuatro plazas principales: de la Catedral, de Armas, Vieja y de San Francisco de Asís. Hemos comido y tomado un mojito en la famosa Bodeguita del Medio, que, entre otros, frecuentaban Hemingway (y que dijo la frase: “Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita”) o Pablo Neruda.

La Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada de La Habana

Tomando unos mojitos en La Bodeguita del Medio

Después de comer, hemos recorrido el Paseo del Prado, deprimente, con sus estatuas de leones hechas de bronce de haber fundido en el s.XX los cañones que protegían la bahía colonial. Hemos llegado al Malecón y hemos dado un breve paseo para ver la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el Cristo de la Habana. También nos hemos acercado al Capitolio y hemos visto los míticos coches americanos, que puedes contratar. Finalmente, nos hemos dado un chapuzón en la piscina del hotel.

Monumento a Máximo Gómez

No sabemos cómo hemos conseguido que quepa el Capitolio en la foto

Ah! Pero lo mejor estaba por llegar. Para cenar, hemos ido al Buenavista Social Club. Tras una ligera (por no decir pobre y mala) cena, hemos podido disfrutar de un espectacular (valga la redundancia) espectáculo musical: 15 músicos, 2 bailarines y 7 solistas en directo. Cantando los clásicos de toda la vida ("Quizás", "Guantanamera", "Lágrimas negras" o "Chan Chan"). Continuamente sacaban a bailar a los espectadores, y no sé cómo ni por qué, acabé haciendo la conga por la Sociedad Cultural Rosalia de Castro.

Fanny dándolo todo en el Buenavista Social Club

Lo mejor/La sorpresa del día: el show musical del Buenavista Social Club.

Lo peor/La decepción: No es tanto decepción como la tristeza de ver el estado de La Habana y de la pobre gente que aquí vive. Un drama.


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Vídeo resumen

Como cada viaje, aquí tenemos el vídeo resumen del mismo!! Chan chan !!